El muy recordado y admirado amigo y publicista Álvaro Marín Ocampo crearía el lema que titula este escrito, para la Agencia de Publicidad Propaganda Sancho, nacida en Manizales y hoy asociada a una multinacional, para significar la capacidad de la ciudad de sobreponerse a grandes tragedias y desafíos.
Y lo haría, en 1985, luego del devastador terremoto que sacudió la ciudad a finales de 1979 con un saldo de numerosas víctimas mortales, heridos y gran destrucción de numerosas edificaciones y vías.
Una mirada, desde la cultura, nos permite vislumbrar esa capacidad de Manizales para
convertir las crisis en oportunidades, para asumir importantes desafíos luego de tragedias,
para emprender grandes obras una vez removidos los escombros y las cenizas de
fenómenos naturales devastadores. Lo haría en la década de los años veinte del siglo
pasado luego de los violentos incendios que destruyeron la antigua catedral y todo el
centro de la incipiente ciudad. Y lo hizo, en aquel entonces, rediseñando por completo su
desarrollo urbano: de las calles angostas con casas en bahareque potencializaron la capacidad destructiva de los incendios, se hizo tránsito a amplios corredores urbanos, a la
construcción de actual Catedral Basílica y de los bellos edificios de arquitectura republicana que son hoy orgullo de la ciudad, con un centro histórico de importancia sobresaliente en América Latina; y de otras construcciones de gran valor histórico y arquitectónico lamentablemente destruidas en aras de una mal entendida “modernización”.
El Teatro Olimpia, hermosa construcción de arquitectura republicana, tuvo en su época un aforo de 3.500 espectadores.
El Edificio Sanz, hermosa construcción de arquitectura repúblicana, una de las muchas construcciones del patrimonio histórico de la ciudad.
Un buen ejemplo de lo anterior lo es el gran Teatro Olimpia, una bella edificación republicana levantada en el centro de la ciudad luego
de los incendios, diseñada y construida, entre 1929 y 1930, por los arquitectos italianos
Ángelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes llegaron a la ciudad para aportar, con sus
diseños, a los emprendimientos de reconstrucción. Tuvo el gran teatro una infraestructura
técnica la altura de los más importantes escenarios europeos de la época y una capacidad
para 3.500 espectadores, algo excepcionalmente sobresaliente en aquel entonces,
comparable, en la actualidad, con el gran Teatro Colón de Buenos Aires, tal vez el más
importante de América Latina.
Desde su inauguración y hasta finales de la década del 50 el Teatro Olimpia fue escenario
de las más importantes representaciones de la música y las artes escénicas, el teatro, la
ópera, la danza, el ballet y la comedia, con artistas nacionales e internacionales del más
alto nivel, antes de entrar en deplorable decadencia hasta ser demolido en 1978, poniendo
fin a una importante época caracterizada por una dinámica de las artes que, desde una
perspectiva histórica, es un referente importante para una ciudad que, hoy por hoy, es
reconocida como escenario de destacados eventos nacionales e internacionales: los
festivales internacionales de teatro, de música, de danza, de poesía, de la imagen,
de títeres, de muñecos, de cine y artes visuales, entre otros; y nacionales como el intercolegiado de teatro, el intercolegiado de narración oral, ferias y exposiciones de diferente índole, temporadas de conciertos de la orquesta sinfónica, de la ópera, de la orquesta de cámara, de las bandas sinfónicas de Manizales y otras instituciones, de grupos musicales y danzarios de diversos géneros, entre otras.
Esta sobresaliente dinámica, que le ha merecido a Manizales el calificativo de marca como una ciudad de grandes eventos, ha contado para su materialización con una destacada infraestructura cultural: el Teatro Los Fundadores, inaugurado en 1965, convertido en un gran centro cultural y de convenciones luego de una reconstrucción y ampliación emprendidas a raíz de fallas estructurales que motivaron su reforzamiento, rediseño y modernización; auditorios magníficos como los de la Universidad Nacional y el Hotel Termales del Otoño, ambos con excelentes aforos y condiciones acústicas; otros más pequeños pero no menos importantes como los de Confa-Caja de Compensación de Familiar de Caldas-, el Banco de la República, el Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona y la Universidad Católica de Manizales; y amplios e idóneos espacios para la realización de ferias y exposiciones como Expoferias y el Recinto del Pensamiento.
Cuando la ciudad celebra su 173º. aniversario, la Revista Digital CULTUR exalta su dimensión cultural, como ciudad educadora, como ciudad de artes, como ciudad de cultura, como ciudad de grandes eventos; como una ciudad cuyos hombres, mujeres, niños, adultos y mayores, tienen un talante que les hace sentirse cercanos a las más bellas expresiones de la creatividad, del humanismo, de una cultura ciudadana que los y las enorgullece, y que la ha valido a Manizales ser reconocida, en el ámbito nacional, como la ciudad con los más altos estándares de calidad de vida y cultura ciudadana.
La antigua estación del cable aéreo, hoy sede de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional.
EFRAÍN GÓNGORA GIRALDO
Editor General