Tenía este singular hombre un don, el de la palabra, a pesar de no haber cursado estudios en una escuela. Como un bardo griego de la época de Homero, Paulino versificaba y, de memoria, le dictaba a un amanuense sus versos que entonces mandaba a imprimir en formato de volantes y folletos en los pueblos que visitaba, para, en los días de mercado, venderlos a un público agradecido.
Era Paulino Acebedo un hombre nacido en El Retiro en el año 1863. Desde muy joven le correspondió dedicarse a la arriería para ayudar con el sustento de su hogar por la muerte de su padre.
Sus patrones, los señores Henao y Uribe, recolectaron estas hojas sueltas y un descendiente de ellos, el ingeniero Ramiro Henao Jaramillo, los publicó recientemente como libro.
La poesía de Paulino es muy especial porque se salta su época; Paulino versifica estilísticamente como si estuviera en el siglo 18 negando los avances del romanticismo, aspecto que hacen de su obra algo especial porque Pauli- no Acebedo fue testigo de la colonización antioqueña dándole, en su obra, cabida a una cotidianidad que nadie plasmó en versos.
Dentro de su interesante y muy original obra se encuentran varias biografías en verso que redactaba de los pueblos que recorría con su recua de mulas. A Jericó, a Manizales, a Armenia a Andes y a Marsella, les elaboró historias que, en el caso de esta última, abordaban el tema de la transición de plaza a parque en nuestras recién fundadas poblaciones.
Se queja Acebedo de la siembra de árboles y la erección de quioscos en la plaza estorbando el comercio que se llevaba a cabo en ella. Igual- mente arremete contra el cable aéreo construido entre Manizales y Mariquita que dejó a más de un arriero sin oficio, pero, curiosamente, escribe loas a los trenes.
Estuvo el poeta caminante en el Cauca donde se inspiró para comentar el choque cultural entre su natal Antioquia y el Cauca que se daba precisamente en ese tiempo, cuando gentes de Antioquia colonizaban grandes extensiones de ese territorio.
Fue, Paulino Acebedo, no solo un protagonista, como arriero, de la colonización antioqueña, pues supo testimoniar la gesta de la arriería desde la perspectiva de la creación literaria.
Era el Poeta Arriero amigo de Rafael Arango Villegas, de Tomás Calderón y del padre Nazario Restrepo, hombre culto y emprendedor entre otros que sentían una viva admiración por este vate como se puede leer en los textos que publicaron sobre la obra de Paulino. El clasismo con que gentes malintencionadas señalan a nuestra cultura greco latina no tiene sustento si a esta figura se le suma la de Francisco Botero, el poeta afrocolombiano de Manizales, que igualmente obtuvo el reconocimiento de estos egregios varones de nuestras letras.
El libro La Arriería en la Colonización Antioqueña / Paulino Acebedo, el Poeta arriero, del sello editorial Hoyos Editores, editado de forma cara y cruz, o sea son dos libros en uno, incluye tres escritos sobre arriería de Félix Henao Toro, Pedro Felipe Hoyos y Fernando Macías.
Henao Toro narra cómo le tocó viajar de joven con una recua de mulas de uno de sus tíos; Hoyos escribe sobre arriería asumiendo el enfoque de empresa y Macías trata a la arriería desde el punto de vista folclórico, haciendo de este libro una especie de enciclopedia de la arriería en la cual toda persona que quiera saber acerca de este fenómeno, obtendrá de uno de los 4 autores, una respuesta.
*Historiador, escritor y editor
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